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Archive for abril 2012

Bastas

– Tengo vasta experiencia en la confección de bastas –me dijo Leonardo Luis de rodillas mientras me miraba con una sonrisa que sostenía levemente un alfiler.

– Pero que esta vez te quede bien, ¡Mira que camino para a la oficina se me descoció y por poco no me fui de cara al suelo luego de pisarla! –le respondí.

– Eso le pasa porque anda arrastrando los pies –me dijo con tres alfileres en sus labios.

– Maldita industria de pantalones que hace modelos para gigantones del primer mundo. ¡Pantalón que me compro, pantalón que le hago basta!

– Eso es porque está muy gordito pues don Roberto y tiene que andar usando tallas más grandes. ¿No ha pensado en ir a un gimnasio? Una bicicleta le haría bien para fortalecer esas piernas de pollo que tiene.

– ¡Leonardo Luis no me provoques que tengo una reunión importante y ya estoy atrasado!

– Don Roberto, ¿Prefiere basta inglesa o basta americana? –me preguntó mientras se levantaba a buscar una huincha de medir.

– ¿Cómo que basta inglesa o americana? ¿De qué me estás hablando? –le pregunté con un pie en el aire y el otro haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantener el equilibrio- ¡Leonardo Luis! ¡Hazme una basta decente y déjate de preguntar tonteras!

– No conozco su estilo pues don Roberto, qué quiere qué le diga si no sé cómo le gusta a usted la basta. Hay gente que le gusta la basta inglesa, mientras que a otros, les gusta la basta americana.

–  ¡Que no se me vea el calcetín y que no me ande pisando el pantalón! ¡Esa es la basta que quiero!

– Usted no me está entendiendo. Si la va a usar con mocasines le recomiendo la basta americana, sino, se va a andar pisando el pantalón. Pero si usa taco alto, le recomiendo la basta inglesa, sino, va a andar mostrando el calcetín.

–  ¡Hazme la basta inglesa entonces! ¡Y apúrate que tengo una reunión importante y ya estoy atrasado!

– No me grite que lo voy a terminar pinchando con el alfiler.

– Cuando se sienta, ¿Lo hace a la francesa o prefiere el estilo clásico?

– ¡¿Leonardo Luis, debes estar tomándome el pelo?! ¡Qué te importa cómo diablos me siento!

– Está muy equivocado al creer que yo le estoy tomando el pelo don Roberto. Si supiera usted lo que me ha tocado ver en el mundo de las bastas. Como le dije, tengo vasta experiencia…

– ¡Cresta Leonardo Luis!  ¡Ya me pinchaste con el alfiler!

– Eso le pasa por no mantener la postura. ¿No ha pensado en ir al quiropráctico?

– ¡Estoy atrasado Leonardo Luis! ¡Por el amor de Dios termina esa basta de una vez por todas!

– Entonces, ¿En qué quedamos? ¿Prefiere la francesa o el estilo clásico?

– No tengo idea cuál es cuál, ¡Y cuidado con esa manito que la basta no comienza arriba de la rodilla!

– No se me ponga nervioso don Roberto que yo solo hago mi trabajo. Como le iba diciendo,  el estilo clásico es cuando uno apoya el tobillo de un pie, en el muslo de la otra pierna. La francesa en cambio, es cuando uno cruza las piernas muslo con muslo.

– ¡¿Y qué diferencia puede haber en cómo me siento?!

– Que si no le hago la basta a la medida se le va a ver ese calcetín café que harto feo se ve con el pantalón caqui que anda trayendo pues.

– Dale con la francesa entonces ¡Y apúrate que ya se me hace tarde para la reunión!

–  Dígame don Roberto, ya que no es de los que usa mocasines, que por cierto harto bien que le quedarían, cuando se anuda los cordones de los zapatos ¿Se agacha hasta el suelo o apoya el pie en un sobre nivel?

– ¡Basta Leonardo Luis! ¡Por el amor de Dios! ¡Basta!

– Pero ¿Cómo quiere qué le haga la basta si todavía no sé que basta le gusta?

-Vicente Wilson

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Es otoño y el cielo lo hace notar, es un día de otoño de aquellos, cielo nublado, negro, no hace tanto frío, pero corre viento y vuelan las hojas. El día gris es el escenario ideal y la 641 la protagonista como tantas otras veces.

Una luz roja se atraviesa en nuestro camino y la micro queda en la mitad de la calle, justo en Grecia.

Al frente un grupo de insurrectos amenaza el orden público con incipientes barricadas y un neumático que empieza a ser quemado.

-Date la vuelta conchetumareeee, sale mono culiaooo, no pasi longi oe o te quemo la micro shushe tumarree-

El idealista amenaza a la micro que yace inerte en la mitad de la calle, imposibilitada de avanzar por la luz roja y la amenaza del “pensador” , mientras sus compañeros se lanzan a la calle invadiéndola con barricadas, bombas, fuego, palos, consignas y violencia.

La carrocería tiembla producto del motor de camión que tenían la mayoría de las micros amarillas y hace tensa la espera, el chofer no sabe qué hacer, no tiene por dónde ir, mientras las primeras piedras comienzan a llegar a la micro.

“Date la welta tonto culiao, sino vay a pasar por acá ohh..si te dicen hijoh eh putaaa”

El motor se acelera, como un fórmula uno antes de partir la carrera, y la carrocería tiembla aún más. El chofer se da vuelta y nos mira directo a los ojos:

-afírmense, vamos a pasar igual-

Escueto y valiente, en ese momento pensé que William Wallace era el chofer y dios nuestro copiloto, el viejo motor de camión tolva chilló como nunca antes, haciendo un ruido infernal, mientras la micro avanzaba brutalmente pasando encima de las barricadas, neumáticos con fuego y miles de palos y obstáculos.

Las señoras comenzaron a gritar y todos se taparon las cabezas cuando las piedras comenzaron a llegar. Sonaban más fuerte que nunca rebotando en esa carrocería amarilla. La máquina avanzó cerca de 50 metros bajo piedras y palazos, encima de fuego, llantas e impotencia.

La micro pasó igual, los anarkitas del pedragógico calmaron su frustración tirando más palos, neumáticos y bencina a la calle durante cerca de 2 horas, tal como hacían todos los años en un ritual casi satánico.

La 641 ya no existe, ese camión con carrocería de micro ahora debe estar repartiendo temporeros en algún packing de la 4ta, 5ta o 6ta región y esta historia es la testigo de que alguna vez, un grupo de valientes pasó por la mitad de una barricada.

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DUDE! Where the mainz is my debled Car!

Oooh from hell y can NOT believe!   Gosh…its amazing gords Feck man!

Weon, este loco perdió mi aut-o, lo dejé acá y ya no está, I will Dash you man,

Dock you! Mother fucker, cacha ahí está mar-cado la quemá de forro de cuando se lo llevaron.

Yo no podía creer a este tipo, escuchaba los gritos desde lejos, unos insultos en inglés británico medio neozelandes, con unas onomatopeyas que escupía desde su boca, la verdad que era un inglés raro, con balbuceos y palabras que no existían; Dock yo!, Drash your balls buddy , pheck, dom y fock.

El pobre cuida autos nada entendía, solo sabía que había un energúmeno de metro noventa totalmente fuera de sus cabales gritándole cosas en un dialecto inentendible para alguien acostumbrado a la vida de calle y que obviamente no entendía.

Cosas como estas suceden muy pocas veces en la vida y por cierto hay que materializarlas, porque si no se olvidan. Son espectáculos, regalos divinos, momentos epopéyicos, propios de un show estilo Don Francisco.

Lamentablemente este acontecimiento ocurrió cuando aún no proliferaban los celulares con inteligencia y ultra tecnología, por lo que el único registro visual se encuentra en el lóbulo parietal de mi cerebro.

Loco miwra si she está riendo, estám cobersando con otro wn que cuida autos, te apues-to que esto está arreglado, eto es una mafia, Una mafia weon, Sí, una MA-FI-A señora!

Gritaba el protagonista, mientras apuntaba a una señora que pasaba rápido por la escena del peor crimen visto ese fin de semana. Los ojos desorbitados, baba cayendo de la boca un andar errático y las onomatopeyas anglicanas, Sour you bady, Am shor men, trill de naxt…I will fac yu!, i cant belive weon.

Yo lo dejé acá, estoy zegu-ro, si nos bajamos y fui a com—prar cigarros cuando te perdí y volví pa acá a buscar…….el encended–or que estaba en el auto y la wea no está men, no está, ese viejo chi-co se lo llevó coshemurrwe.

Los pantalones casi rozaban sus muslos, y gritaba, casi lloraba desesperado, por suerte era una calle chica y había poca gente mirando al verraco que no escuchaba razones.

-Viejo el auto está acá. Estamos en Salvador Donoso y nosotros nos bajamos en Isabel Riquelme, fui a ver cuando estabas hablando con el cuidador, ahí está la wea…vamos-

I will coll de cops, men, du you know, ah?, AH! The carabineros, undersand? And vay a ir to the carcel wn, por mi auto men, mi car!!

Ya dale, va-mos, si yo sabía que els auto estabah ahí po, si lo estaba a–sustando, porque estos gallos, siempre te roban y hacen cahgar los autos, a—hora te apuesto que aprendió la lección.

-Sí, claro-

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