El resort en el sur era acogedor, hermoso y sublime. Invitaba a roncola, a la caipirosca, invitaba a chupar como condenado.
Los jóvenes comenzaron a cenar a eso de las 10 de la noche .Un platón de fideos chorreado salsa de tomate más un vasito de bebida. Había que comer harto para afirmar la guata, porque la noche, igual que las cuatro anteriores, sería larga y regada.
La cosa comenzó a ponerse rara cuando otros jóvenes comenzaron a llegar a la habitación del resort, mientras los residentes del 83 Vela Sur se zampaban los fideos, las visitas empezaban a zamparse las piscolas.
12 AM
Los platos amontonados decoran la cocina, la que claramente es un asco. Es difícil saber si los platos sucios corresponden a la reciente cena, al desayuno del día anterior, o al almuerzo del primer día.
La mayoría ya está en su cuarta piscola, es que llevan un par de horas carreteando pero estos hombres son bravos, le ponen firme. Si hasta se jactan de beber como cosacos, como verdaderos soldados rusos capeando una hola de frío polar. Cantando y tomando, golpeando y tomando, hablando y tomando, tomando y tomando.
2 AM
Hay un montón de cartas pegoteadas sobre la mesa del living. El escuadrón del 83 Vela Sur había construido una pirámide más grande que la de Keops, y todos habían subido por ella hasta llegar a la cúspide.
El más responsable de todos, el que hizo el arriendo del lugar, el “encargado de las llaves”, el que claramente era el menos amigo de todos los que estaban ahí, comenzó a demostrar que el entrenamiento era superior a sus capacidades. Sumamente ebrio se balancea por la baranda de la terraza gritándoles a las mujeres que están 4 pisos más abajo, para que subieran a la fiesta.
4 AM
El departamento está vacío, pasado a trago, a colillas, a carrete. Todos están en la playa, chupando de lo lindo, conquistando niñas locales.
Polera al hombro 2 conscriptos deciden volver al departamento, trotando y entonando una alegre melodía . Un Boll de vino con durazno había quedado en el departamento. Era necesario traer refuerzos.
El “encargado de las llaves”, totalmente agotado por la cuarta noche de excesos decide ir a acostarse, llamando a todos a hacer lo mismo.
Ya acostado en su cama, y jurando que todos estaban en lo mismo se “durmió” sin preocupaciones.
Al día siguiente, a eso de las 10 AM y luego de ver que todo estaba en relativo orden y que todos estaban en sus camas, felicitó a sus compañeros, uno por uno, porque era la primera noche en la que el conserje no tocaba la puerta suplicando que se terminara el maldito escándalo del 83 Vela Sur.
Claramente “el hombre de las llaves” pensó que sus amigos se habían ido a acostar justo con él, a eso de las 5 AM. Pero en verdad, esto fue lo que sucedió.
5 AM
Nadie sabe qué pasó
6 AM
Nadie sabe qué pasó
7 AM
Música, gritos, canciones, música. Tipos gritando en la terraza y varios sin polera cantan tocando canciones con guitarras.
De repente tocan la puerta del 83 Vela Sur. El más borracho de la casa, toma un trapo para intentar cubrirse y va abrir.
El conserje está parado al frente de la puerta con cara de asesino en serie y con unas intenciones reales de decirle a los pendejos que se fueran a dormir.
Pero antes de poder abrir la boca para decir algo. El joven sin polera pone cara de serio y con una sonrisa de oreja a oreja le dice;
Hola…¿To much Ruido?